El otro día me preguntaron es ask que si consideraba a
alguien un modelo a seguir, y así es, tengo a una persona que es un modelo a
seguir, que ha dado su vida por los demás (literalmente).
Esta persona es mi tío abuelo, el era cura, estuvo bastantes
años como cura misionero en países de América del Sur, en uno dos de sus viajes
tuvo accidentes de avión, en el primer accidente salió ileso, en el segundo
también, pero volvió a salvar a su compañero lo que le supuso quemarse gran
parte del cuerpo, estuvo un tiempo en el hospital y nunca perdía la sonrisa.
Antes de ser cura era sastre en el Corte Inglés en Madrid, todo esto hasta que
tenía 17 años y se metió en el seminario.
Cuando dejó de ser misionero, era cura en una parroquia en Madrid, venía
de vez en cuando al pueblo, el fue el que me bautizó y me dio mi primera
comunión. El hacía que creyeras en la religión, por su manera de hablar y de
contarte las cosas. Era un hombre bastante culto, hablaba español, latín,
portugués e inglés, viajó a bastantes lugares y coleccionaba monedas y piedras
de esos lugares. Mi abuela me cuenta historias de cuando eran pequeños y vivían
el la época del hambre, una vez me contó que lo encontraron metido dentro de un
saco de harina porque tenía hambre. Nunca me canso de escuchar las historias
que mi abuela me cuenta de el. Hace unos diez años sufrió un infarto y le
tuvieron que poner un marcapasos, sobrevivió a ese infarto, pero cinco años después
apareció el cáncer que se lo llevó, no podían darle quimioterapia ni
radioterapia por el marcapasos. Estuvo bastante tiempo ingresado en el hospital,
pero el quería morir junto a su familia por lo que dejó el hospital y se vino
al pueblo, los médicos le daban una semana de vida, el estar junto a su familia
hizo que viviera un mes más. Todos los días iba el cura del pueblo a darle el
cuerpo de Cristo, y mi tía le leía un fragmento de la biblia. El dejó de comer
y veías como cada día se iba apagando más su sonrisa. Tenia que tomar morfina
para el dolor, pero el se negaba, y ni una vez lo vi quejarse por el dolor. El
día en que murió mi tía le estaba leyendo un fragmento al azar de la biblia que
trataba sobre la muerte, cuando término de leerlo mi tío llamó a mi abuela, le
cogió de las manos y se murió con un gesto de satisfacción en la cara.
Para mi este hombre se merece todo el respeto del mundo, fue
una persona muy importante para mi y para mi familia, después de cinco años todavía
se me saltan las lágrimas al hablar de el.
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