lunes, 10 de junio de 2013

10/06/13

Bueno, este es un relato que escribí hace bastante tiempo, no suelo publicar relatos pero tenía ganas de publicar este, espero que os guste :)
Me levanto a las ocho de la mañana como cada día, me visto, me peino y bajo para hacerme el desayuno, enciendo la televisión, pongo las noticias y me quedo pensativa,…, y en el interior de mi cabeza escucho una voz que dice, -Bueno días, hoy 22 de enero de 2005, se ha descubierto una antigua pirámide maya, en la que permanecía oculto un tipo de “calendario”, en el que se puede leer, no del todo bien, que el mundo acabará en 2012, y estas son las noticias de hoy-, pensé que solo era una imaginación mía, pero descubrí que solo era una noticia, como de costumbre no le hice mucho caso a las noticias, pero esta me llamó bastante la atención. Pasó el tiempo y la fui olvidando.
-5 años después- Ocho de la mañana, me levanto, me visto y bajo para preparar el desayuno para mi marido y para mí, enciendo la televisión, pongo las noticias, y me quedo escuchando algo que dice el periodista que me suena, pero no logro adivinar lo que es, me paro a pensar y me viene a la mente unas frases sueltas, -pirámide maya, 22 de enero de 2005, mundo-, sigo pensando y me doy cuenta de que el 22 de enero de 2005 descubrieron una pirámide maya que contenía un “calendario” que decía que el mundo acabaría en 2012, puse la mente en blanco y respiré. Mi marido estaba allí, delante de mí, mirándome atónito, pensando que me pasaría, desperté del trance y él me dijo, ¿Qué sucede?
Se lo intenté decir pero no me salían las palabras, quería contárselo, pero había una fuerza sobrenatural que me impedía decírselo, mi cuerpo se fue acelerando por momentos, hasta que me desmayé. Cuando desperté, todo estaba confuso, estaba liada un mantas blancas y no reconocía el lugar donde me encontraba, estaba sola en esa habitación y no conseguía levantarme de la cama. Tras varias horas sola, aparecieron dos personas, un hombre con un uniforme azul claro y una mujer con una mujer con una bata blanca, les pregunté donde me encontraba y en ese momento apareció mi marido, lo llamé y él se acercó a mí y me besó con todas sus fuerzas, entre los tres me explicaron todo lo que había sucedido y me quedé sin palabras.
Conseguí levantarme de la cama con muchos esfuerzos y miré a mí alrededor, miré hacia el calendario y habían pasado doce meses exactos desde mi desmayo, en ese momento no supe que decir. Me dieron el alta y fui para casa.
Me levanto, me visto y bajo para preparar el desayuno, mi marido me ayudó y me preguntó por aquel día que estaba algo borroso en mi cabeza, intenté explicárselo pero no podía decírselo todo con claridad. Después de varios minutos en silencio me salían las palabras solas, como una bonita canción. Al decírselo me ardía el corazón, pero fue un bonito dolor. El se quedó sin palabras y me miró extrañado.
Él me dijo que no podía ser posible, que físicamente no podía suceder y me quedé más tranquila, al mes siguiente notaba algo extraño en mi vientre, fui al hospital y me hicieron un test de embarazo, estaba embarazada, era el día más bonito de mi vida, cuando se lo conté a mi marido, ambos estábamos llenos de alegría, mi vida ahora estaba completa. Aquel día volvió a salir aquella noticia de la que no quería acordarme, pero no podía olvidarme.
.Noviembre de 2011- Una tarde como otra cualquiera, estaba sentada en el sofá, leyendo un libro, hasta que me dio un intenso dolor en el vientre, fuimos corriendo al hospital y en menos de cinco horas nació una pequeña niña llamada Gaia, era una niña de tez morena, con la cabeza llena de pequeños rizos negros como su padre. Aunque mi marido me dijo que el fin del mundo no llegaría nunca, yo seguía teniendo esa estúpida idea de que acabaría en 2012, pensaba que mi hija no llegaría a conocer todo lo que le ofrecería la vida, mi pequeña hijita no llegaría a conocernos del todo a su padre y a mí, eso me estremecía. Pasaron los meses, y Gaia iba creciendo cada día un poquito más, tenía unos grandes ojos negros unos labios pequeños y bonitos, tenía una belleza impresionante, que cautivaba a todo el mundo.
Un día, Gaia se levantó llorando y estaba bastante nerviosa, la senté en su trona, la acerqué al televisor y le puse sus dibujos favoritos. Por alguna extraña razón la televisión cambió de canal, un canal de noticias en el que el presentador decía, -Buenos días, hoy 22 de enero de 2012, se cumplen siete años de la aparición de la pirámide maya y el “calendario” del juicio final, buenos días y que disfruten de la lluvia- volví a dejar la mente en blanco pero esta vez reaccioné rápido a causa de Gaia, en ese momento volví a aquel día tan extraño, me resultaba aterrador, hasta que entró mi marido y me dio un beso de buenos días, mientras que me besaba noté que se movía el suelo, pero pronto paró, mi marido dijo que solo fue un leve temblor y fui corriendo a socorrer a Gaia porque estaba llorando.
En las semanas siguientes hubo repetidos temblores, más fuertes, que hicieron que salieran grietas en todas las paredes de la casa, pero nos acabamos acostumbrando. La vida cada vez era más difícil con tantos terremotos, las casas se caían como si fueran cartas de naipes, el terror se implantó en cada uno de los habitantes del pueblo. Pasaron los meses y todo parecía normal, hasta el día en que el suelo empezó a abrirse como por arte de magia, cogí a Gaia y fui corriendo hacia el coche para huir de allí, llamé a mi marido y nos encontramos en la puerta de su trabajo, él también estaba asustado, y por primera vez, me dio la razón sobre el fin del mundo, eso me conmovió pero seguía aterrada.
Huíamos hacia el norte, donde creíamos que estaríamos más seguros, en un momento de arrebato abracé a Gaia y besé a mi marido con todas mis fuerzas , le dije –Toño, nunca te olvidaré, te quiero y lo sabes-, él me devolvió el beso y los tres nos abrazamos como nunca lo habíamos hecho. Cuando llegamos a Barcelona, el lugar donde viven los hermanos de Toño, nos instalamos en una casa que nos dejaron solo para nosotros, esa misma noche hice la cena y le di a Gaia su biberón para poder dormirla, cuando Gaia se quedó dormida, Toño y yo fuimos a cenar, durante la cena discutimos el tema de los seísmos, ¿Qué pasaría si llegaban Barcelona? Esa misma noche, al acostarnos no sabíamos que ropa ponernos para dormir, ya que salimos de casa solo con la ropa puesta y algo de dinero, pasamos algo de frío y Toño no podía dormir, yo tuve un sueño hermoso, en el que todo era normal y no había pasado nada, me desperté alterada y Toño me preguntó qué era lo que había soñado, cuando se acercó a mí le di un gran beso, le supliqué seguir pero el no quiso, después de varios intentos, accedió, fue una noche de pasión que no quería que terminara nunca.
Nos despertamos, cuando fuimos a la habitación de Gaia, ella estaba jugando en su cuna, sin haberse despertado en toda la noche, esa noche que no olvidaría nunca y fue la mejor de toda mi vida. Cuando desayunamos, fuimos a dar un paseo ya que los terremotos no habían llegado a la ciudad, fuimos a un pequeño parque, al centro comercial, al supermercado, etc. Cuando volvimos a la casa, Gaia encendió sin querer el televisor, y todos nos quedamos mirando fijamente las noticias en las que decían –se han ido sucediendo seísmos al sur es España, que se acercan con rapidez hacia el norte, protéjanse- me quedé horrorizada con esas palabras.
Pasaron los días y no sucedía nada, hasta el día en que empezó a haber pequeños temblores, que fueron aumentando de intensidad, huracanes y maremotos, el suelo empezaba a abrirse y no estábamos seguros en ningún lado. Un día hubo tal terremoto que salimos de la casa corriendo, no sabíamos que hacer, donde ir, no sabíamos nada. Cuando íbamos corriendo, vi aparecer una gran ola de la nada, que nos tragó como si fuéramos hojas de papel, agarré con fuerza a Gaia y a Toño y pensé, os quiero.
Volví a abrir los ojos, estaba al lado de mi marido, al que abracé con todas mis fuerzas, fui a la habitación de Gaia y también estaba durmiendo, con sus preciosos labios entre abiertos. Solo fue un sueño que no olvidaría nunca.

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